Siempre es deseable que la necesidad de efectuar horas extras sea lo menor posible. Ello es viable con la valoración realista de los proyectos, el debido dimensionamiento de los equipos de trabajo, la distribución inteligente de tareas y la planificación de calendarios razonables. No obstante, por las causas que sean, este objetivo no siempre se puede alcanzar. Sirva de ejemplo este año 2011 recién finalizado, que ha requerido de un gran sobreesfuerzo debido a un proyecto de tanta envergadura y urgencia como el de la fusión tecnológica. Pero lo que ha quedado claro es que, lejos de hundirse el mundo, el debido reconocimiento y compensación de los sobreesfuerzos ha incidido de modo decisivo en el mantenimiento de un óptimo clima de trabajo cuyos exitosos resultados a la vista están. Los trabajadores, sintiendo reconocido nuestro esfuerzo, nos hemos podido centrar en nuestra productividad.
En números, durante el 2011 los empleados de ITC hemos declarado más de 1.400 horas extras mediante el procedimiento definido al efecto, hecho que ha generado más de 2.500 horas de descanso como compensación.
El volumen de horas extras no declaradas lo desconocemos, aunque todo apunta a que ha sido también muy elevado. Esperamos que dentro de la cultura de trabajo de ITC se acabe de normalizar el uso del procedimiento estándar de imputación de horas extras y quede definitivamente abandonado cualquier arreglo no medible. De todos nosotros depende.
